La estimulación cognitiva es un conjunto de técnicas y estrategias no farmacológicas encaminadas a mejorar el funcionamiento de las capacidades cognitivas tales como el cálculo, la orientación, la atención, la memoria, el lenguaje, las funciones ejecutivas e incluso la relación con los demás y el entorno.

La estimulación cognitiva puede ayudar a mantener la autonomía personal y a retrasar el avance de la enfermedad, además de ayudar a disminuir las alteraciones conductuales y a mejorar el estado de ánimo.

Estos beneficios, unidos a los que aportan los tratamientos farmacológicos, conllevan a una mejora de la calidad de vida de nuestros mayores, sus cuidadores y sus familiares.

En nuestro centro trabajamos con 3 grupos de atención en función del grado de deterioro cognitivo, siendo estos: Grupo de prevención, grupo de deterioro cognitivo leve y grupo de deterioro cognitivo moderado.

Esta estructura de trabajo se debe a que la estimulación cognitiva está especialmente indicada en las fases leves y moderadas de la enfermedad, y por supuesto, en personas que desean prevenir el deterioro cognitivo sin necesidad de un diagnóstico previo.

• Se realiza a través de un programa diseñado por el psicólogo de nuestro centro para mantener y/o mejorar las funciones cognitivas del usuario.
• La frecuencia de las sesiones puede ser variable en función del usuario, estimándose apropiada una periodicidad que vaya desde un mínimo de tres sesiones semanales hasta una frecuencia diaria.
• La duración de cada sesión es de una hora y la estructura de las sesiones no suele variar con el objetivo de crear una rutina de trabajo en los usuarios.